divendres, d’agost 11, 2006

Críticas desde la Izquierda al PRD
















Críticas desde la Izquierda.

Los resultados preeliminares del pasado 2 de julio me llenaron de satisfacción, aunque personalmente no comulgo con ninguno de los tres candidatos, los resultados electorales reflejaban una situación política normalizada, con dos partidos a cada lado del eje Izquierda – Derecha y un tercer partido sin ideología clara siendo desterrado del escenario político.
La excepcionalidad del espectro político mexicano tiende a normalizarse, para muchos transitólogos el primer síntoma de esta normalización es el desplome del soporte democrático a la fuerza política que ocupaba todas las áreas del poder, tras este derrumbe le suceden una serie de acomodamientos de los diferentes partidos en el eje, dependiendo del sistema electoral el nuevo espectro puede comprender de dos a decenas de partidos. Se componen alianzas otros partidos desaparecen, muchos se reintegran, pero sólo sobreviven los que cuentan con el apoyo de las mayorías votantes.
El comportamiento político de los electores demostró no tener que envidiarle nada a cualquier democracia occidental, una alta participación, comportamiento cívico ejemplar, libertad y diversidad en las preferencias de voto, en fin, claros síntomas de que la transición política mexicana la llevan a cabo los actores políticos correctos, es decir los propios votantes.
Sin embargo esta percepción tan entusiasta tenía ciertos toques de decepción, provenientes únicamente de las actuaciones de la clase política mexicana. Aun cuando se podría escribir un pintoresco culebrón con los entramados de nuestros candidatos, el presidente, su esposa, los dirigentes sindicales, los cuñados incómodos, los hijos incómodos, los chóferes incómodos… mi intuición me dice que no resultaría nada más productivo que un libro malo de prensa rosa.
Sin embargo hay ciertas acciones que están sujetas a rigurosa crítica, sobre todo la crítica tiene que provenir desde los pensadores de Izquierda hacia el mismo presunto partido de izquierda.
Y es que hay dos cosas de las recientes acciones del PRD que no me convencen en lo más mínimo como actuación de un partido de izquierda mínimamente coherente, la metodología y el objetivo.
Es innegable el derecho a impugnar los resultados, es una formulación jurídica prevista que tiene sus propios caminos institucionales, el acto de impugnar las actas es no solo legal si no también deseable cuando se perciben irregularidades y se pueden probar.
Como persona de Izquierda, soy también partidario de la resistencia civil, porque es un claro ejemplo de cómo el pueblo toma en sus manos la responsabilidad democrática y ejerce presión para que las instituciones sirvan al ciudadano y no viceversa. Para mi es un ejercicio democrático que se tendría que repetir tantas veces fuese necesario, porque además crea una solidez social que hace de la democracia una impermeable fuente de legitimidad.
Sin embargo la izquierda tiene que ser coherente no solo cuando gobierna si no también cuando defiende sus posiciones mediante la resistencia civil, tiene que actuar bajo una lógica en la que las personas no salgan más perjudicadas que sus adversarios políticos. De la derecha se puede esperar una acción incongruente y desmesurada donde los daños colaterales no importen en la consecución de objetivos. Mirando atentamente el panorama internacional nos damos cuenta que por ejemplo las bajas civiles en incursiones militares israelíes en Líbano son solo daños colaterales en la persecución de un objetivo, la lógica de la derecha es así: la no negociación, la intolerancia la imposición. Lo mismo si analizamos las actuaciones de Bush en Irak donde la guerra ha dejado más muertos que la despreciable dictadura Iraki, es una forma de proceder que descalifico, pero como he dicho antes es el método clásico de la derecha, es lo que tendríamos que esperar de ellos y lo que de ellos esperan sus votantes.
Cuando escucho últimamente a AMLO no distingo si se trata de un político supuestamente socialdemócrata o de un emisario de la derecha mas recalcitrante, que no esta dispuesto a negociar ni aceptar las decisiones de las instituciones pertinentes, que actúa dañando a la propia ciudadanía cerrando calles principales, y que no ha tenido suficiente imaginación o no ha explorado diferentes alternativas de resistencia civil más efectivas y sin daños “colaterales” para la propia ciudadanía.
En cuanto al objetivo, AMLO es el actor político que más me ha decepcionado -haciendo otra analogía- de un partido de derecha se puede esperar que sea centralista, busque solo el poder para beneficiar a las clases sociales altas, y únicamente le preocupe ganar la presidencia para impulsar políticamente medidas tanto económicas como sociales que beneficien a la clase empresarial y hagan prosperar el capitalismo.
Sin embargo de la izquierda tendríamos que esperar una posición totalmente antagónica, impulsar reformas institucionales para un gobierno efectivamente federal, aumentar presupuestos municipales, interesarse por gobernar desde abajo, cercanos al pueblo. Todo lo que justamente esta olvidando ahora el candidato del PRD.
No sólo tendría que rechazar el modelo actual heredado del PRI donde se guía centralmente la sociedad, si no proponer un cambio justamente desde allá donde más avanzo su partido, como líder de un partido de Izquierda buscar formas de gobernar efectivamente desde niveles municipales, donde el control por parte de la sociedad es más directo y efectivo, consolidarse como la alternativa izquierda en toda la republica a nivel municipal, estatal y federal, sin descuidar ninguno de los tres niveles.
Demostrar las capacidades de un gobierno social demócrata en los municipios donde gano el PRD, como ya se hizo en el DF, y no encapricharse únicamente por la presidencia, si no al contrario restar poder al gobierno central, delegar cuotas de poder hacia instituciones gubernamentales mas cercanas a la sociedad, promover acciones de democracia participativa.
El objetivo de los partidos de izquierda tendría que ser en todo caso, continuar con los avances democráticos, consolidar las instituciones, velar por la sociedad y no actuar de tal manera que los ciudadanos sean los mas afectados, ser la alternativa inteligente a la derecha, y sobre todo dar a los ciudadanos el poder de decidir sobre más cosas.
Mientras tanto esperar que los partidos se comporten a la altura de sus votantes.
Esta elección si de caso ha sido una gran lección de madurez política de los electores hacia sus representantes, pero una gran decepción por la incapacidad democrática de la clase política.
P.S.
El último acto de resistencia civil de tomar las casetas de autopistas para que los ciudadanos no pagaran los peajes, es exactamente el tipo de resistencia civil imaginativa al que me refería en los primeros párrafos, bravo por eso!