dimarts, de juny 20, 2006

El arte como subversión

El arte como subversión.

Desde que la maquinaria del sistema ha optado por reproducir su lógica mediante todos los medios disponibles, todos y cada uno de los campos de la expresión humana se han visto invadidos. No conformándose con delinear un estándar de vida general, ha llegado un punto en el cual incluso las formas alternativas de realidad se han visto absorbidas por la lógica capitalista..





Todos los sistemas han tenido históricamente una hegemonía de pensamiento difundida mediante diferentes expresiones humanas. Recordemos por ejemplo que las primeras expresiones escritas fueron precisamente las tablas del Código Hammurabi, que expresaban los lineamientos del sistema dominante.




Sin embargo, mediante el arte, se han construido a través del tiempo métodos de pensamiento y realidades diferenciadas de la realidad impuesta. Incluso usando los mismos métodos expresivos de la cultura hegemónica, el arte verdadero siempre ha resultado subversivo. Porque expone a sus destinatarios, propuestas alternativas de cómo asimilar lo real.



Es decir que para que el arte sea arte debe romper los esquemas de pensamiento lineal uniforme, y componer mediante diferentes métodos un alter mundo, o una visión externa a la realidad dominante. Mediante este método de subversión se alcanzan no sólo la comprensión diferenciada de las diferentes percepciones internas del mundo, si no que ayuda a crear otra realidad, que puede incluso modificar y alterar los estándares de la concepción de lo real hegemónica.

Hoy en día, como todos los tiempos, las clases dominantes, con su cultura dominante han hecho suyas casi todas las formas de expresión e intercambio de ideas humanas. El arte ha sido absorbido, de manera que sólo se encarga de diseminar los lineamientos del pensamiento único, hegemónico, configurado por las clases dominantes.

En todos los campos, como si de un totalitarismo se tratase, evocan y enaltecen el modelo del sistema impuesto, mediante creación de nuevos héroes ad - oc con el pensamiento lineal, la estética burguesa es reproducida tanto en la pintura, la escultura como en la arquitectura, llevando a cabo obras faraónicas muchas veces inservibles, e insostenibles para el ritmo natural del mundo. La música reproduce en las mentes jóvenes esquemas de pensamiento homogéneo, no aportando si no la parafernalia estética, superficial que envuelve a los artistas de hoy en día.


Pero dónde encontramos hoy en día el arte puro, el verdaderamente subversivo y propositivo, el que alterna entre la realidad y la ficción, y desde la ficción compone una realidad alternativa, a la vez que genera mordazmente un retrato de la realidad desde una mirada externa; externa porque se encuentra inmersa en otra realidad, alternativa, distinta que el mismo arte crea como atmósfera.
Quizás estamos asistiendo otra vez a la justicia poética, que formula orígenes donde busca los resultados. Me refiero a que si el arte que debe proponer realidades alternas y ser subversivo tiene que dirigirse hacia las masas populares, precisamente es allí donde se genera, en la despectivamente llamada subcultura o cultura “under ground” .Me refiero con esto a los graffitis, poesía callejera, algunos cómics, música y formas de supervivencia artística creadas del barro artístico que conforman multitudes de personas, que no encuentran en las realidades impuestas un modelo que les satisfaga y con el que se sientan identificados.

Este barro artístico que pulula por las calles, inmerso en la clandestinidad de las ciudades y el asfalto va creando ante los ojos impasivos del traseunte común gritos de expresión subversiva y de denuncia al sistema.

Como si de un fantasma se tratase, ésta nueva comunidad artística evoca en sus murales de concreto y en su poesía de lavabo una realidad que no sólo es alternativa si no que además siendo más coherentes con nuestra realidad, es efímera, no pretende permanecer, porque no esta pensada para eso, se da cuenta más bien de lo efímero del hombre, y sólo grita, perdiéndose en la oscuridad de las calles, y en el olvido de la memoria urbana, que rechaza, destruye cada grito de arte plasmado en las paredes citadinas, en las puertas de los lavabos, en los ecos de una calle desnuda donde retumban los últimos acordes de subversión artística.


El arte efímero, callejero, de voces ignoradas, se ha convertido hoy por hoy en una alternativa real, que se configura a si misma como externa al sistema, pero cabría preguntar hasta qué punto este despojo artístico no es si no un mero producto de el sistema en el que vivimos. Un resultado no deseado y no contemplado por el frenético ritmo de vida occidental, que ignora y devora a sus hijos tal Saturno, con crueldad les despedaza y deja sangrar inconscientes en los albores del nuevo siglo donde cada forma que se traza se borra y no queda conciencia alguna de la labor efímera y decadente de los artistas de nuestro nuevo siglo.


Si los resultados son menospreciados por no encontrarse en un museo, ¿quién escucha entonces estos alaridos de dolor urbano? ¿De qué se forman las conciencias a quienes van dirigidos? Son acaso reflexiones propias de los autores, como una parte de su intimidad, que sólo a si mismos van dirigidas, pero que con soltura nos muestran por los breves instantes que duran en el concreto. Si es así, que tan sólo son diarios personales de genios escondidos en la multitud, ¿Por qué sorprendernos de que nos molesten tanto? ¿Acaso no se ataca precisamente lo que hiere? Hasta qué punto esta conciencia intangible transgrede los parámetros de nuestra supuesta tranquilidad y estabilidad capitalistas.

Cómo nuestra unidimensionalidad y nuestra normalidad se ven desgarrados por muros sanguinolentos de pinturas y coágulos de discrepancia al pensamiento lineal uniforme impuesto.
El arte en si como propósito general, se supera en los resultados, ya que si se genera donde va dirigido, ¿hacia que punto de interpretación dominante pueden responder, si las mentes creadoras de la nueva subversión han sido igual de violadas, torturadas y abstraídas del raciocinio y el sentido, por horas y horas de televisión, películas de “Hollywood”, y “Reality Shows”?. El arte fluye desde la nada, se crea mediante una catarsis entre la basura en que han convertido nuestra mente, la inconformidad ante nuestra realidad y la impasible magia creadora del ser humano.
Toma precisamente elementos de la realidad impuesta y los distorsiona, los mezcla con fantasías frustradas, con deseos de libertad, y deja ante el público los resultados.
Para mi desencanto, incluso éste último alarido ha sido absorbido por la maquina que sostiene la sociedad capitalista, hoy en día podemos ver en ropa de moda no solo imágenes de revolucionarios muertos, si no también las tendencias que el nuevo arte hace florecer, la música de masas toma inspiración de la música callejera corrompiendo su verdadero sentido. Lo que antes eran maneras subversivas de comportamientos hoy son modas acordes a la compulsiva necesidad de consumir productos cada día nuevos y diferentes a los pasados.
Aun así confío en el arte, que seguirá encontrando nuevas formas de subversión, que el mismo camino del arte se convierta en el propósito de continuar creando mundos inspiradores, con los cuales aportemos transformaciones positivas para nuestro entorno, y que siga denunciando mediante el uso de nuestros mas internos y punzantes sentimientos la realidad tal como es: injusta, violenta y sin esperanza.
Army
INMIGRANTEX